Todo tiene su tiempo
El Libro del Eclesiastés nos habla al fin y al cabo de la transitoriedad de la vida:
Todo tiene su tiempo sí pero eso no quita que tengamos miedo ante ese futuro desconocido. Sabemos que igual que hoy estamos aquí, un día ya no estaremos. Sabemos que la vida que ahora tenemos, el aliento que ahora disfrutamos, un día será tomado de nosotros. Igual que el polvo vuelve a la tierra, el espíritu vuelve a aquel que lo dió. No lo acabamos de aceptar. Es el temor que hay en todo ser humano ante ese momento solemne, ante esa circunstancia trascendente a la cual, en cierta forma, estamos avocados. Es esa la hora de la verdad donde nos enfrentamos a la realidad de lo que somos, lo pone todo en una nueva perspectiva. Las realidades que pasamos toda la vida silenciando se hacen inevitables y lo que hasta el cuerpo nos indica es que todo se derrumba.